11.4.14

Sinceras mentiras

Si no eres capaz de imaginarme
con el cuerpo o el alma al desnudo
sujetando una copa de vino
ni te molestes en leerlo.



Encontrándome enredada en mi oscuridad,
la misma que seduce o que espanta,
esa que miente cuando es de verdad,
la que muchos apenas conocen
y unos pocos conocen muy bien,
(en fin, ya sabes, ésa),
tropecé con letras y palabras
del pasado, del presente
y empecé a recordar lo ya olvidado,
a olvidar lo descubierto
y pensé que los fantasmas ya no me daban miedo.
Enterraba tus palabras dentro,
muy dentro,
para que no pudieran dañarme,
reclamando para mí las que lograsen curarme.
A veces deshojaba mi tiempo con palabras
que nunca llegaban -para Alicia el tiempo no es nada-.
Y estando ocupada en estos quehaceres,
haciendo cunas para hombres ya muertos
y mortajas para niños pequeños
vino a visitarme la parca,
y en mi soledad gatuna me reveló el secreto
con un certero susurro:
siempre habrá salvación para tu alma
mientras por ti quede una sola gota de amor en el mundo.

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