21.11.14

Eros en tus ojos


Se miraron y se vieron. El animal que hay en ti, el animal que hay en mí. No sé si a ti te suele pasar... a mí no me había ocurrido nunca. Supe que las palabras sólo nos entorpecerían, nos distanciarían y que todo serían obstáculos, porque es lo que sucede cuando dos miradas conectan de ese modo: que falla todo lo demás. Supe que no habría preguntas, ni cuestiones y que caminar a tu lado ya lo aclararía todo. Apenas podía contener la emoción de tenerte delante, por eso estaba tan callada. Tuve miedo. Miedo porque lograste que me temblase la voz, porque pensé que podría quedarme encerrada en tu mirada y que no haría nada para querer salir de allí. Tú, que eres el más sabio de los dos... ¿cómo se silencian las miradas que hacen tanto ruido?

Sé que cometo errores sólo con respirar. Soy tan impaciente. Últimamente me sentía muerta si no saltaba al ruedo, a sabiendas de que siempre vuelvo con cicatrices y los pies llenos de barro. Me busco demasiados problemas por ser tan escapista, como si la vida de por sí ya no fuera bastante.

Hace mucho que no vivo de certezas y ya no sé cómo conducir todo ésto. Soy una apuesta continua, lo que siempre quise para escribir, porque seguí el consejo de un viejo amigo que me dijo que para escribir primero había que vivir... pero te confesaré que en ocasiones me duele tanto imaginar.


Me canso de historias, de canciones y utopías... y sólo querría descubrirte en un colchón todo lo que te haría.

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