No son pocas las
conversaciones que he mantenido a lo largo de mi vida acerca de la
invisibilización de las mujeres en cualquier sector considerado
tradicionalmente como “masculino”, mientras que por otro lado los
lugares considerados patriarcalmente como femeninos son relegados al
ostracismo social e histórico. Sin embargo, no voy a profundizar en
ello, pues gracias a los avances del feminismo esta realidad es un
fenómeno ya analizado pormenorizadamente por miles de autoras;
fenómeno que, a pesar de ello, no ha desaparecido.
Me gustaría adentrarme
en aquello que rodea a las publicaciones destinadas a un público
masculino, el entorno que contextualiza esas noticias deportivas
desprovistas de mujeres o con tratamientos machistas. Y como digo
deportivas, digo de economía, moda, cultura, estilo... destinadas
principalmente al género masculino (preferentemente heterosexual).
Publicaciones que, no contentas con obviar deliberadamente en
aquellas informaciones que se consideran relevantes a la mitad de la
humanidad, no tienen problema sin embargo para utilizar el utilizar
el cuerpo femenino como reclamo necesario y atractivo inseparable de
su línea editorial. Publicaciones como Marca, AS, El Economista...
disponen de webs de “ocio” donde los titulares sensacionalistas y
las galerías de fotografías de contenido pseudopornográfico se
entrecruzan sin ningún tipo de problema.
Cuando comencé a
escribir esto, ya había hecho un investigación previa sobre
artículos que hablasen de esta situación concretamente. Me quedé
sorprendida al comprobar que apenas existen, lo que me lleva a la
conclusión de que es una realidad tan normalizada que ni siquiera
hay muchas líneas de tinta al respecto (sí en publicaciones más
amplias, aunque por lo general lo que analizan es el uso del cuerpo
femenino en la publicidad especialmente).
Ese tipo de publicaciones
donde capitalismo y patriarcado se dan la mano, que no tienen ningún
tipo de pudor a la hora de ganar clics a base de hacer de las mujeres
un producto de consumo más, tienen que generar gran parte de los
ingresos que ingresan esas empresas, porque de otro modo no tendrían
sentido. Y todo esto, por supuesto, con la complicidad de miles de
hombres que, cegados por sus privilegios, no tienen ningún reparo en
acceder a esos contenidos. Como niños atraídos por caramelos en una
tienda, ni se lo piensan a la hora de seguir manteniendo la ideología
machista en publicaciones destacadas y cada día más millonarias
porque entienden que, efectivamente, han acertado con su público de
zombies. Al más leve atisbo de ¡TETAS! incluso mezcladas entre
sesudos análisis de economía, ya les hacen virar sin mayor problema
de una publicación a otra. Algunas de ellas que incluso deberían
ponernos en alerta. En “Los 40”, publicación de contenidos
musicales (y otras “cosas”) tienen titulares como “La pequeña
bailarina de Sia ya no es tan pequeña” donde sexualizan a una niña
de ¡16 años! Muchos de esos hombres que se escandalizan y
horrorizan con casos de pederastia, abuso sexual o violaciones, no
tienen problema alguno en acceder a contenidos que ¡oh, sorpresa!
alimentan esa misma lógica.
Sé que es complicado,
pero llevo llamando al boicot de ese tipo de publicaciones desde hace
años. Si necesitan enseñarte las tetas de Kim Kardashian o
sexualizar actitudes patológicas, no se deberían apoyar esas
publicaciones. El deporte, la economia, la música, la moda... no
tienen género ¿por qué se empeñan en dejar fuera a la mitad de la
humanidad salvo para denigrarlo sin problema alguno? ¿Y no se
sostienen tan bien por sí mismos que sería innecesario usar el
cuerpo femenino como reclamo?Y hablo de género, y no de orientación
sexual, porque como las mujeres sabemos, las mujeres lesbianas o
bisexuales son infinitamente más respetuosas que las personas que
han crecido bajo la masculinidad tóxica.
No hay nada inocente en
entrar en publicaciones que alimentan un patriarcado que nos utiliza,
mata y humilla cada día.
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