17.10.14
Salto con pértiga
Se preparó para saltar, tomó impulso
y se elevaron varios metros,
hombre y pértiga en proeza
por llegar a lo más alto
y acertar el corazón de ella.
La dama sonrió siniestra y dijo:
da igual cuanto saltes,
seguro al corazón no llegas.
Él probó de nuevo
e hizo un salto colosal,
marsupial,
una hipérbole perfecta
en su parábola.
La sagaz sonrisa de ella
se apagó cuando, entretela a salvo,
saltador quedó prendido a su cadera.
Él fue entonces quien lanzó el reto y,
con mirada a media finta
entre dulce y picaresca,
trazó su doble apuesta y dijo:
A que ahora no me coges,
princesa.
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