El objetivo de este post
es facilitar la identificación de actitudes machistas de modo que
genere reflexión y ganas para que sean combatidas. Si te ofende, es
que probablemente estés en la lista y te hayas visto reflejado.
Tranquilo, no es el fin del mundo, con esfuerzo, dosis de reflexión
y, sobre todo, escucha activa hacia lo que demandan las mujeres
podrás darte cuenta de tus fallos como ser humano en este aspecto.
Aviso: Las categorías no son
exclusivas entre sí y algunas tienen mucho que ver unas con otras.
El macho guacho:
Las mujeres se clasifican en guarras
y novias.
Es el macho orgulloso de
ser macho y, por ende, misógino. Probablemente se denomine a sí mismo políticamente incorrecto (en lugar de decir "soy una basura humana", y ya). No tiene conflictos con la idea de
ser un australopiteco, está encantado de conocerse y de reconocerse
como del sexo superior. Trata a las mujeres como objetos, las denigra,
las humilla, las insulta... Todas putas, está claro, pase lo que pase y hagas lo que hagas. Es el machista al descubierto, ¿lo
bueno? que no deja dudas de su forma de pensar y se identifica a tres
metros de distancia. El resto son, por lo general, más difíciles de
descubrir.
El paternalista:
A ver, cielo, ¿no ves que no puedes
sola? Déjame, que ya lo hago yo.
Él
adora a las mujeres. Las adora. Y no quieren que se hagan daño, son
criaturas débiles y delicadas a las que cuidar. Ya no es sólo que
les abra la puerta siempre para que pasen ellas primero, es que les
quita el martillo de las manos cuando hacen bricomanías, las
aconseja aunque no hayan pedido su opinión y pretende tomar las
decisiones de las mujeres él mismo. Piensa en las mujeres como seres
infantiles que no saben qué hacer con su cuerpo o con su vida, así
que ahí está él para salvarlas y tratarlas como las flores que
son. Te llama cielo, cariño o encanto sin conocerte.
Amparándose en la caballerosidad -no confundir con educación- trata
a las mujeres como seres incapaces y lelos. Si es educado, aplicará
las mismas normas con hombres y mujeres. Si no es así, es un
machista paternalista. Un ejemplo muy arraigado en Andalucía es la
costumbre de llamar a las mujeres -sólo a las mujeres- niñas.
Te lo llama hasta un desconocido cualquiera por la calle para
referirse a ti, aunque tenga tu misma edad. Ya se sabe, somos seres
infantiles, incompletos y dependientes sea cual sea nuestra edad y
experiencia. ¿Os lo tengo que explicar mejor, niñas?
El inconsciente:
Yo no he sido machista en mi vida,
qué sabrás tú, mujer.
Él
no es machista. ¡Que no, que no, que tú eres una exagerada que no
lo entiende! Es que cuando él acosa con la mirada a las mujeres por
la calle, cuando se encuentra a una pareja hetero y sólo habla con
él mientras la ignora a ella, se ríe de las mujeres que no se
depilan, hace chistes machistas, habla despectivamente de una mujer
porque no le parece atractiva y deja que su madre le prepare siempre
la comida no está siendo machista, mujer, es que ¡es lo normal! El
inconsciente, que si le queda alguna neurona en el fondo no es tan
inconsciente, se ampara en la psicología de grupo para tener la
conciencia tranquila. No le interesan los derechos de las mujeres lo
más mínimo ni se detiene a escuchar lo que las mujeres tienen que
decir, él sólo quiere seguir siendo un cerdo machista sin que le
llamen cerdo machista a la cara ¿tan difícil es de entender? Sus
privilegios no se mencionan, no vaya a ser que a alguien se le ocurra
la idea de quitárselos. Y cuando lo arrinconas salta con esa mierda
de: ¡pero a las mujeres os dejan entrar gratis en la discoteca!
Venga, piensa por qué, machote. Inconsciente e irreflexivo, ¿veis? Un
gilipollas.
El igualitarista:
Yo no soy feminista, creo en la
igualdad.
La igualdad, ese ente tan
invocado como ausente.
Plas plas plas. Tenemos
aquí un hombre que no se ha molestado siquiera en abrir un
diccionario. Tiene la misma idea de feminismo que una patata muerta.
Se le podría sentar y explicar taaantas cosas... pero mejor
ignorarlo, a menos que esté dispuesto a pagarnos la formación
feminista que le hace falta. No se puede ir de educadoras por la vida
de gratis. No, no, si él cree en la igualdad, PERO... sin pasarse, no
vayamos a ser muy iguales que entonces a lo mejor no interesa.
El comumacho:
(o socimacho, anarcomacho, macho queer
o cualquier otra mezcla donde cualquier discurso ideológico deje a
las mujeres como última opción)
Feminismo, sí, pero DE CLASE. Yo no
soy machista, ¿no ves que soy de izquierdas, camarada?
El
comunismo es lo primero, camaradas. Por supuesto, queridas mías, las
reivindicaciones feministas son necesarias en los panfletos
comunistas, somos los que históricamente os hemos defendido, nenas
-las mujeres feministas en la historia, hayan sido comunistas o no,
no cuentan porque son ELLOS los que vienen a salvarnos oé oé- pero
ay... no es una prioridad. Antes que los derechos de la mujer van los
derechos del obrerO. ¿De qué le sirve a la mujer obrera que haya
mujeres burguesas, eh? La mujer burguesa OPRIME a la mujer obrera. Es
por tanto necesario, camaradas, que la liberación sea de clase
PRIMERO. Luego, ya si eso, nos ocupamos del feminismo o de otras
cosas menores como el exceso de ruido en los aeropuertos. Chicas,
cuando abramos un ojo tendremos “La declaración de los derechos
del hombre y del ciudadano II, LA VENGANZA” o “La
declaración de los derechos del obrerO comunistO”. ¡¡Arriba,
falos de la tierra!!
El femimacho:
Espera, que os voy a decir a las
mujeres qué tenéis qué hacer con el feminismo.
Se
declara abiertamente feminista -entre mujeres seguro, ante hombres
quizá ya no tanto-. Puede que haya leído incluso algunos libros
feministas, pero o tiene la compresión lectora de un mapache o
realmente es que no le interesa. Normalmente lo hace para ligar más.
Todo el mundo sabe que las feministas son las más innaccesibles de
las hembras humanas, así que se camufla. Y sí, algunos llegan tan
lejos como para coger un libro feminazi y poner cara de interés
mientra hojea las páginas. Así que, ya que lo hace, pues intenta
darte consejos: “No, a ver, déjame que te explique, que no
estás entendiendo lo que quiere decir Solanas, se trata de una
metáfora bla bla bla”. Son los machos iluminados que se
infiltran entre nosotras para echar un polvo y, ya que están,
revelarnos nuestro verdadero lugar en el mundo. Calladitas y
escuchando, que habla un macho.
El maltratador:
El
machismo es violencia de por sí. Da igual qué forma adopte.
Simplemente es odio, incomprensión o miedo ante el género femenino.
La triste realidad es que, cualquiera de los machirulos arriba
mencionados, puede convertirse en un maltratador o en un asesino.
Es pura lógica patriarcal: Se empieza despreciando, siendo paternalista... luego se
insulta, se humilla, se agrede físicamente... es un efecto bola de
nieve.
Un
maltratador, un asesino de mujeres no es un enfermo: es un hijo sano del
patriarcado. Por eso es tan importante combatirlo en todas y cada una
de sus formas.
Si me animo a lo mejor hago un post
con machistas femeninas, otro gran mundo que descubrir.
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