15.9.13

Tiempos difíciles para aprender a bailar


Era una noche cuajada de estrellas y él me invitó a bailar
cuando des nuevos pasos, asegúrate de hacerlo con firmeza
me dijo entre cañas de cerveza y alguna canción de jazz
cuyo título apuntamos en una servilleta
y a las tres de la mañana olvidamos en la barra del bar.

Tiempo después dejamos de vernos y yo
comencé a dar nuevos pasos hacia la dirección que creí más correcta 
y fallé, una y otra vez,
y no dejaban de venirme a la cabeza sus palabras:
cuando des nuevos pasos, asegúrate de hacerlo con firmeza.

Vacié el tablero de ajedrez en la mesa y empecé de cero
nunca es fácil cerrar la puerta si está abierta una ventana
a menos que lo hagas a patadas,
que fue el único modo que encontré en esas circunstancias
de marchar por un camino que sabía lleno de adversidad.

Sabes el pánico que me daba la soledad,
admiré a todos los hombres que pasaron por mi vida
capaces de estar más de cinco minutos en su habitación sin gritar
y no dejaba de preguntarles ¿cómo lo haces?
¿cómo puedes estar en silencio y no asustarte, no mirar atrás?

Y a pico y pala abrí un agujero entre la nada
y por él me colé y aguanté los temblores de la tierra,
los momentos en los que el agua todo lo anegaba,
y continué hacia delante. Entiéndelo, tuve un mal ejemplo en casa,
mi padre siempre fue un cobarde y yo sólo quise ser algo mejor.

A todos preguntaba entre sonrisas cómo estás, corazón
tratando de desviar su atención hacia mi causa y mi terror;
así podría pasar de puntillas, a cuestas con mis dudas y mi pena
por la puerta de nuestra conversación sin que se dieran cuenta.
Mi madre me enseñó que fingir fortaleza hace que al final te la creas.

Y con nadie hablé de mis madrugadas agarrada a una botella,
de mi entumecido corazón al que le pegaban latigazos
nada más se atrevía a latir algo más alto.
Sola con mis demonios en la cama hasta que los vencí
y en esas estaba cuando recordé sus palabras:

Cuando des nuevos pasos, asegúrate de hacerlo con firmeza.
Y aprendí a bailar foxtrot con presteza y me concedí poder dudar
sin prisas, y dejar el quickstep para más tarde, sin tener a nadie en cuenta.
Sólo así podría hacerlo bien, mi única obsesión en la vida,
ya que de amor y perdición estaba bien servida. Hace mucho que venía de vuelta.

Son tiempos difíciles para quien inicia una nueva estela
en el camino de sus días. En una ciudad inmersa en crisis egoístas
el corazón también se desgasta y yo trato de inventar una respuesta.
Si me preguntas qué hacer te diré que fingir fortaleza,
me lo enseñaron mis mayores, qué puedo decir, 
cuando des nuevos pasos, asegúrate de hacerlo con firmeza.




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