Era una noche cuajada de estrellas y él
me invitó a bailar
cuando des nuevos pasos, asegúrate
de hacerlo con firmeza
me dijo entre cañas de cerveza y
alguna canción de jazz
cuyo título apuntamos en una
servilleta
y a las tres de la mañana olvidamos en
la barra del bar.
Tiempo después dejamos de vernos y yo
comencé a dar nuevos pasos hacia la
dirección que creí más correcta
y fallé, una y
otra vez,
y no dejaban de venirme a la cabeza sus
palabras:
cuando des nuevos pasos, asegúrate
de hacerlo con firmeza.
Vacié el tablero
de ajedrez en la mesa y empecé de cero
nunca es fácil
cerrar la puerta si está abierta una ventana
a menos que lo
hagas a patadas,
que fue el único
modo que encontré en esas circunstancias
de marchar por un
camino que sabía lleno de adversidad.
Sabes el pánico que me daba la soledad,
admiré a todos los
hombres que pasaron por mi vida
capaces de estar
más de cinco minutos en su habitación sin gritar
y no dejaba de
preguntarles ¿cómo lo haces?
¿cómo puedes estar en silencio y
no asustarte, no mirar atrás?
Y a pico y pala
abrí un agujero entre la nada
y por él me colé
y aguanté los temblores de la tierra,
los momentos en los que el agua todo lo anegaba,
y continué hacia
delante. Entiéndelo, tuve un mal ejemplo en casa,
mi padre siempre
fue un cobarde y yo sólo quise ser algo mejor.
A todos preguntaba entre
sonrisas cómo estás, corazón
tratando de desviar
su atención hacia mi causa y mi terror;
así podría pasar
de puntillas, a cuestas con mis dudas y mi pena
por la puerta de
nuestra conversación sin que se dieran cuenta.
Mi madre me enseñó
que fingir fortaleza hace que al final te la creas.
Y con nadie hablé
de mis madrugadas agarrada a una botella,
de mi entumecido
corazón al que le pegaban latigazos
nada más se
atrevía a latir algo más alto.
Sola con mis
demonios en la cama hasta que los vencí
y en esas estaba
cuando recordé sus palabras:
Cuando des nuevos pasos, asegúrate
de hacerlo con firmeza.
Y
aprendí a bailar foxtrot
con presteza y me concedí poder dudar
sin
prisas, y dejar el quickstep para
más tarde, sin tener a nadie en cuenta.
Sólo
así podría hacerlo bien, mi única obsesión en la vida,
ya que
de amor y perdición estaba bien servida. Hace mucho que venía de vuelta.
Son tiempos
difíciles para quien inicia una nueva estela
en el camino de sus
días. En una ciudad inmersa en crisis egoístas
el corazón también
se desgasta y yo trato de inventar una respuesta.
Si me preguntas qué
hacer te diré que fingir fortaleza,
me lo enseñaron mis mayores, qué puedo decir,
cuando des nuevos pasos, asegúrate de hacerlo con firmeza.
me lo enseñaron mis mayores, qué puedo decir,
cuando des nuevos pasos, asegúrate de hacerlo con firmeza.
Precioso, encantadora de palabras.
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