Será
que el verano se presta siempre a hablar de sexo. Hay más tiempo libre, más
cerveza o más ganas de charlar sobre banalidades o no banalidades, pero en
efecto cobran importancia: las desastrosas relaciones pasadas o actuales, los
ligues, los rollos, los amigos con derecho a roce o
esa-cosa-que-no-sabes-cómo-llamarla-pero-que-está-ahí.
Hay
conversaciones que surgen entre chicas y de las que un hombre bi o hetero
aprendería una barbaridad sólo escuchando. El problema reside en que cuando hay
un hombre escuchando nos cortamos o, de no hacerlo, ellos se sienten heridos en
su orgullo masculino. En mi opinión el ego masculino es de esas cosas que
debería irse retrete abajo, la verdad, porque así nos va.
El
caso es que como creo que la lectura merece la pena, ellas se van a echar unas
risas y ellos pueden hasta aprender, me voy a atrever por primera vez con un
género en el que soy novatísima: el teatro. Esta
mini-obra está basada en conversaciones reales que he mantenido a lo largo de
mi vida.
Hay
una canción que resume, en parte, lo que diré a continuación. Os animo a
convertirla en un estandarte para las relaciones sexuales de este siglo, porque
aún hay quien no se entera.
Y
sin más dilación...
Subimos
el telón y aparecen dos amigas: Claudia y Sara. Están sentadas en una de esas
terracitas de verano, en una mesa de plástico rojo con sillas ídem. Delante de
cada una hay una cerveza espumosa bien fría. Queda una silla libre, y de pronto
aparece una tercera amiga, Marlén, que se sienta con ellas.
MARLÉN:
Hola chicas, disculpad que llegue tarde, pero llevo toda la tarde hablando con
mi primo porque estaba flipando con lo que le ha contado su mejor amigo.
CLAUDIA:
¿Y eso? ¿Qué ha pasado?
MARLÉN:
Resulta que el mejor amigo tiene una nueva novia. Pues bien, ella le ha contado
que la primera vez que se corrió tenía treinta años. Ella tiene ahora treinta y
cinco, y el novio ha flipado y se lo ha contado a mi primo.
SARA:
¿Treinta años sin correrse? No sé por qué no me sorprende.
CLAUDIA:
Pues a mí sí. ¿Tanto tiempo acostándote con tíos y ni un orgasmo?
SARA:
Es más habitual de lo que se cree. Hay chicas que se acuestan con chicos y
hasta que no prueban varios no empiezan a tener orgasmos. O eso, o el tío con
el que están se pone las pilas y aprende.
MARLÉN:
Sí, tú piensa en tu vida sexual, Claudia. ¿No crees que, y estoy siendo
generosa, aproximadamente el 70% de los tíos con los que te has acostado eran
unos auténticos mantas?
CLAUDIA:
Pues… no lo había pensado, pero ahora que lo dices… Con algunos he tenido
suerte, no te creas, y han sido buenos amantes o han intentado aprender si no
lo eran. Pero así, en general… la cosa da bastante pena, sí.
SARA:
A ver, por poner un ejemplo. Ahora la mayoría de los tíos ven mucho porno. Hay quien lo justifica diciendo que así se cogen ideas y
tal. Pero es mentira. El porno les mata la imaginación. Cuanto más porno ven,
más lelos se vuelven en la cama. Tuve un novio que veía mucho porno y cada vez
que lo hacía me daba cuenta porque venía sugiriendo una postura imposible o una
garganta profunda o me azotaba al estilo pornográfico o mierdas de esas. Se
vuelven lelos y predecibles, como robots. De modo que cuanto más porno veía él,
más malo se volvía en la cama. Y cuanto peor se volvía en la cama, menos ganas
tenía yo de acostarme con él. Y él lo arreglaba viendo más porno. Al final
cortamos, claro.
CLAUDIA:
¿Dónde quedan esos hombres que usan su imaginación para masturbarse? Aquellos
que piensan en lo que les excita hacer o que les hagan y son capaces de correrse
sin necesidad de imágenes explícitas.
MARLÉN:
Sí, yo los llamo amantes mentales. Los que se masturban sin necesidad de ver
porno son mejores en la cama, exploran el mundo de las ideas y eso enriquece la
experiencia sexual. Y se les nota. Y es que el porno que hay es en su mayoría
malísimo, aburrido y además machista. No digo que no haya que ver porno pero, joder, la mayoría es una auténtica basura. Así salen luego ellos con esas ideas
estrafalarias.
SARA:
Sí, como lo de la garganta profunda. Habrá alguna chica a la que le guste
hacerlo, yo no digo que no. Pero, sinceramente ¿a cuántas les gusta asociar el
placer sexual a la náusea? ¿No son experiencias contradictorias? Es como si te
pusiera bruta marearte en el coche y potar. A mí me pasó una vez con un ex
novio. Al tío no se le ocurre otra cosa que, después de haber cenado los dos en
un italiano, llevarme a su casa y en un descuido metérmela hasta la garganta.
CLAUDIA:
¿Y qué ocurrió?
SARA:
Pues que poté toda la pizza en su cama, claro. El olor a vómito no se fue de su
cuarto en diez días.
MARLÉN:
Y, hablando de sexo oral, ¿os ha tocado alguna vez un amante egoísta, de esos
que quieres que tú se la comas pero él no va ahí abajo ni loco?
CLAUDIA:
Calla, calla. Ni me lo menciones. Más de lo que parece. Y es absurdo. Vamos a
ver, ¿a ti te gusta que te la coman? SÍ. A día de hoy no he encontrado un solo tío
al que no le guste. Y ya sabéis que mi lista es extensa. Ahora, que ellos sean
igual de generosos y bajen… No sólo que bajen, sino que lo hagan con la misma
frecuencia con la que bajas tú. Más o menos, ¿no? ¿Por qué si yo bajo una media
de dos veces por polvo, él al menos no baja una? O qué coño. Que baje dos
también. Equidad.
SARA:
Sí. En la serie ésta, “Sexo en Nueva York” llamaban al acto de ir a hacer un
cunilingus “bajar al pilón”.
MARLÉN:
Jajajaja. Bajar al pilón. Me parto.
CLAUDIA:
Sí… Pues ya sabéis chicas, si ellos no bajan al pilón, vosotras tampoco. Que
aquí los hay muy listos.
MARLÉN:
Quid pro quo.
SARA:
Eso. (Bebe cerveza)
MARLÉN:
Y ya que mencionamos el cunilingus… ¿no os da la sensación de que la mayoría
cuando lo hacen están más perdidos que un pulpo en un garaje?
CLAUDIA:
Desde luego. (Bebe cerveza)
SARA:
Uf… Si te contase. Los hay que se pierden en los alrededores y no encuentran
nunca el clítoris.
CLAUDIA:
Y también los que se centran en el clítoris y olvidan lo demás, ¡que el
clítoris no es un timbre, hombre!
MARLÉN:
Jajajaja. Y los que ponen la lengua en plan puntiagudo y parece que te están
pinchando. O los que meten demasiado la cabeza y te raspan con la barba, que no sabes si te están haciendo un peeling o qué.
SARA:
O los que, como decíais antes, han visto demasiado porno y parece que tienen en
la lengua un cuentakilómetros y van tan rápido que no sientes nada porque
parece que quieren ser Induráin con la velocidad. ¡Que es un clítoris, no un
flan!
CLAUDIA:
Lo de la lengua puntiaguda es un caso. Con lo que mola que la dejen plana y
vayan con suavidad…
MARLÉN:
Despacito… (Bebe cerveza)
SARA:
Uf, callaos que me estoy poniendo cachondísima.
CLAUDIA:
Jajajaja. Claro. Que la cosa es ir explorando poco a poco, no comerse todo el
pastel de golpe. (Bebe cerveza)
MARLÉN:
Y también están los que sin mediar palabra te meten los dedos. Pero vamos a
ver, ¿acaso te lo he pedido?
SARA:
Eso. Qué manía con los dedos. Y más los que parece que tienen una bomba de
extracción, o que te están metiendo algo muy hasta el fondo y van súper fuerte. Así te
insensibilizan y cuando te penetran ya sólo tienes ganas de irte a tu casa y
que te dejen en paz.
CLAUDIA:
Bueno, y los que te meten los dedos directamente, sin hacerte sexo oral antes ni nada, y
se van a por el punto G como si no hubiera mañana, y para colmo no lo encuentran, y es como… ¿perdona?
¿tengo el clítoris de adorno? SE SUPONE QUE LA VAGINA NO TIENE MUCHAS TERMINACIONES NERVIOSAS. Sobre todo porque está diseñada para que el día de mañana saque un niño de tres kilos por ahí.
MARLÉN:
Jajajaja. Con las manos son unos torpes la mayoría. Sólo he conseguido correrme
con un par de tíos mientras me masturbaban. Como están empeñados en meterla
casi siempre, no se paran a jugar con las manos. Y a mí que un hombre me meta
las manos en las bragas y me acaricie con suavidad me pone perrísima.
SARA:
Pero con suavidad y sin hacer mucha presión, que si no duele.
CLAUDIA:
Desde luego. A mí más de uno me ha dejado dolorida durante días por darme
demasiado fuerte con la mano. Y con infección urinaria incluida.
SARA:
Qué bestias son. Se creen que somos muñecas hinchables.
MARLÉN:
¿Y qué me decís del tema “posturitas”?
SARA:
Da auténtico miedo. (Bebe cerveza)
CLAUDIA:
Es como… pero vamos a ver, tío… no quiero hacer el kamasutra en cinco minutos.
¿De qué me sirve poner 500 posturas? Encuentra UNA que me guste. UNA. Al menos.
Por favor.
MARLÉN:
Jajajajaja. Es que a veces no sabes si estás en una clase de gimnasia o en la
cama con un tío.
SARA:
Y a veces te estiras tanto o te ponen las piernas en Pekín… Y es como… se me
está subiendo la sangre a la cabeza, NO ME CONCENTRO.
CLAUDIA:
Venga, tema peliagudo donde los haya. Sexo anal.
MARLÉN:
Buenooo…
SARA:
A mí no me miréis. Lo odio. Me duele sólo de imaginarlo. Y algunos se ponen
pesadísimos con el tema.
CLAUDIA:
El sexo anal es delicado. ¿Por qué no se habla? Algunos tíos parecen con este
tema soldados estadounidenses, que primero disparan y luego preguntan. Es para
decirles: ¿HOLA, TENGO PINTA DE FORTALEZA MEDIEVAL? ¿A QUE NO? Pues tu polla
tampoco es un ariete.
MARLÉN:
Exacto. ¿Te imaginas que fuera al revés? ¿Que nos estuviésemos enrollando con
ellos y de pronto sacásemos un vibrador del bolso y se lo encasquetásemos en el
culo? Yo creo que les daría un infarto.
SARA:
Claro, pero si tú lo haces eres una rara pervertida y si lo hacen ellos es que “es
normal que quieran dar por detrás”. Una vez estaba yo a cuatro patas y el chico
maniobrando por ahí detrás, y no sabía si es que quería darme por el culo o se
estaba haciendo la picha un lío y no sabía por qué agujero era. ¿Sabéis que hay
tíos que creen que meamos por la vagina?
MARLÉN:
Anda ya…
SARA:
Que sí, que sí. Que un tío una vez me preguntó si meábamos por la vagina.
CLAUDIA:
Pues no es tan raro. Yo una vez le hice esa misma pregunta a un ex que tuve, ¿y
sabéis cuál fue su respuesta? “Nunca me lo había planteado, la verdad”.
MARLÉN:
Les dejamos ponerse al volante sin conocer la máquina. Sin tener ni puta idea
de la máquina.
CLAUDIA:
Yo les hacía un examen de anatomía femenina antes de follar, la verdad. Y unas
cuántas preguntillas más, por si acaso.
SARA:
Pero bueno, volviendo al tema del sexo anal… Yo creo que si el culo no está
directamente relacionado con el sexo por algo será…
CLAUDIA:
Pues yo creo que es interesante, pero hablándolo primero y con preparación
previa. Es decir, a mí me gusta que me hagan sexo oral primero y que me
acaricien poco a poco por la zona, y entonces despacito y con mimo la cosa
puede ir bien. Las veces que me he corrido con el sexo anal han sido muy
intensas.
MARLÉN:
Pues a mí, además de que tienen que ser cómo y cuándo yo quiero tengo una cosa
muy clara: que si ellos no están dispuestos a poner el culo, yo tampoco. Si
pedimos reciprocidad en el sexo oral, ¿por qué no en el anal también? ¿Qué
pasa, que su culo es de porcelana pero el nuestro está siempre a la venta?
CLAUDIA:
Eso digo yo. Si tú quieres dar pero que no te den, que no cuenten conmigo
tampoco. ¿Por qué querría dejarme hacer algo que el otro no quiere que le
hagan? O todos o ninguno.
SARA:
A mí lo que sí me gusta mucho es la postura de la cowgirl, yo encima. Desde ahí
lo controlo todo y el chico se puede relajar.
MARLÉN:
Claro, pero si tú quieres estar todo el rato encima se rallan y empiezan a
dudar de si son buenos o no.
CLAUDIA:
Es que es eso, el ego por querer demostrarte lo buenos que son o el miedo a
cagarla son trabas enormes. La primera norma debería ser que dejasen el ego
fuera de la cama. Y que explorasen.
SARA:
Y que preguntaran. ¿Por qué soy yo siempre la que pregunta: cómo te gusta,
tienes alguna sugerencia, lo estoy haciendo bien, prefieres otra cosa? ¿Por qué
ellos nunca me preguntan qué me gusta a mí?
MARLÉN:
Porque se cortan y les hace parecer vulnerables.
CLAUDIA:
Sí, pero para bajarte las bragas ahí no se cortan ¿eh?
SARA:
Es que el sexo es comunicación. Es preguntar, corregir, probar, explorar,
volver a preguntar, redirigir, aprender…
MARLÉN:
Hay una leyenda urbana que dice que los tíos que follan con muchas tías son
mejores en la cama. Pero es mentira. Pueden estar acostándose con mil y
haciéndolo mal con las mil. Cuando empiezas con una persona nueva nunca sabes
qué te vas a encontrar.
CLAUDIA:
Es como si fueras muy bueno en un deporte de riesgo, pongamos rafting, y de
pronto te da por hacer puenting. ¿Te tirarías por un puente con el mismo equipo
y con la misma confianza con la que haces rafting? No, ¿por qué? Porque es una
cosa nueva. Tienes que estar con los ojos abiertos y alerta para aprender a
hacerlo bien. ¿Por qué con nosotras no pasa lo mismo? ¿Por qué se creen que
follando con una es lo mismo que si follara con cualquier otra?
SARA:
Hay que acercarse con humildad y sin dar las cosas por supuesto. Y con mimo.
Aunque sólo sea cosa de un día. Vale que no te vayas a casar con un tío, pero
joder, ¿no puede ser un poco cariñoso y no hacerte sentir un queso gruyère? UN
POCO DE DULZURA, COÑO.
MARLÉN:
Qué raro, Sara gritando. Por segunda vez.
SARA:
Es que me cansa mucho. Yo no digo que tengas que ser un romántico ni la persona
más empalagosa del mundo, pero si se acuesta contigo qué menos que te trate con
algo de mimo ¿no?
CLAUDIA:
Tienen miedo a que si lo hacen te pienses que están enamorados de ti o algo.
MARLÉN:
Pues que les den. Te levantas y te vas.
SARA:
Una vez tuve un amante, el mejor amante que he tenido, que nunca se levantaba
de la cama sin asegurarse de que yo estuviera bien satisfecha. Y que al menos
me hubiese corrido dos veces. No es como la mayoría de los tíos, que ellos se
corren y ya si eso te apañas tú o te duermes.
MARLÉN:
¿Pero existen ángeles así, que te dejan satisfecha siempre?
SARA:
Existen, pero es más difícil encontrarlos que vomitar por una pajita. Yo
sinceramente creo que si se quiere, se puede. Pero ellos tienen que poner de su
parte.
CLAUDIA:
Creo que los tíos deberían tener al menos una habilidad en la que sean muy
buenos.
MARLÉN:
Sí. Que si son buenos con la penetración, adelante. Que si se manejan bien con
la lengua, adelante. Y si son hábiles con las manos, adelante. Porque si fallan
en alguna de esas cosas, pueden hacer otras para compensar.
SARA:
Y así tú no te quedas cachonda perdida y con cara de idiota.
CLAUDIA:
Si por eso, chicas, el sexo es comunicación. Intercambias miradas, suspiros,
fluidos, olores, una cama… y también palabras y cariño, ¿por qué no?
MARLÉN:
Hay que hablar y preguntarse mucho. Y darse indicaciones. (Bebe cerveza)
SARA:
Así sí.
CLAUDIA:
Y si no a cerrar las piernas hasta que follen mejor. Tanta prepotencia, tanto
ego y tanto querer demostrar.
MARLÉN:
Una amiga mía lesbiana dice que si nos organizamos entre nosotras, follamos
todas.
SARA:
Jajajajaja. Pues como no se pongan los tíos las pilas igual pruebo y todo.
CLAUDIA:
Con todo y con eso, no estaría mal que aprendiesen a manejarse los chicos un
poco.
MARLÉN:
Ya te digo: Comunicación, comunicación y comunicación. No querer hablar estas
cosas es de catetos.
CLAUDIA:
Y si no, ya se sabe: El día en que los vibradores inviten a copas, los hombres
se extinguen.
SARA:
JAJAJAJAJA. Hay que ver, Claudia, qué bruta eres.
CLAUDIA:
¿Qué? Los hombres hacen chistes machistas todo el tiempo. ¡Autodefensa
feminista!
MARLÉN:
Si no fuera por el feminismo, estaríamos perdidas…
SARA: Imaginaos... ¡ni sabríamos que tenemos clítoris!
Se
cierra el telón.
Que
cada unx saque las conclusiones que tenga que sacar. Antes de que me vengan los
machirulos con el orgullo herido diré: no está mal equivocarse, en el sexo
tampoco, lo que es un problema es no rectificar. Espero que las chicas bi y
hetero os hayáis sentido identificadas –o mejor, que no lo hayáis hecho porque
os follen en la actualidad como las diosas que sois- y al menos que sepáis que
no estáis solas y que necesitamos compartir estas cosas entre nosotras y
también con ellos. Las chicas también fallamos en la cama, por eso la idea es que
nos digan qué gusta y qué no. Cada persona es diferente.
Si
la gente hubiese escuchado a los Lujuria en la adolescencia –grupo muy
feminista en sus letras toscas, por cierto- mejor nos iría a todxs.
Y
si no, pinchad aquí.
Es bastante bueno, y si es el primero, mucho más merito, eres buena escribiendo, hace poco encontré un anuncio de un concurso de relatos eróticos, no tiene que ser nada fácil, o si, si se tienen muchas experiencias o imaginación, y se saben describir,tu tienes ese don, aprovéchalo, felicidades, y que solo sea el primero de muchos.
ResponderEliminarufffff! DE MO LE DORRRRR!
ResponderEliminarla mare que te parió! como expresas! cómo comunicas! como transmite pedagogía vital!
hala a difundir por ahí que se entere la gente no sólo de lo bien que escribes, sino de sugerencias pedagógicas para no producir daños colaterales en el vivir.
besazo!!