Revolotea una mosca por mi habitación
y no me deja en paz.
Los gatos sin éxito
la intentan cazar
en ágil despropósito.
Es como un chiste redundante
sobre mi estabilidad mental.
Normalizamos
cual replicantes:
colectiva individualidad.
El otro día pasé por tu callejón
y era de noche.
Las salamanquesas del farol
no dibujaron mi sonrisa
como entonces.
El destino no está exento
de los errores del futuro.
Burbujea la poción mientras auguro
el devenir de la estiba.
Es el presente un asno terco
y yo la auriga que debe llevarlo,
sin prisas, a buen puerto.
Cuando poso la mirada sobre el ventilador
en este verano incierto
rememoro los versos del gran Rafa León.
Coincido con él
porque mi casa
también está llena de muertos.
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