23.10.15

Maldita sea


Ojalá el futuro tuviese respuestas más sencillas.
No tengo tiempo para canciones lentas,
sólo el tic tac para que tus labios me recorran más deprisa.
Tengo la piel sedienta de caricias
y hay demasiada oscuridad asomada desde mi mirada
hacia un mundo que nunca se detiene 
para rozarme las pupilas.

Necesito la huella de tu lengua en mi cuello,
despacio,
para que morirme deprisa no sea el argumento final
de todos aquellos que me aplastan día tras día.

Quiero que me hagas anochecer entre el hueco dejado
entre mis zapatos y el vestido,
y que te envuelvas en mi sonrisa como una capa
y no te atrevas a salir de allí;
porque fuera hace demasiado frío,
y tan sólo queda invierno lejos del laberinto
de mi sudor prendido a ti.

Son aquellas cosas que sólo una vez tuve -o que nunca tuve-
las que me hacen más falta.
Y ya no recuerdo cómo arder entre las sábanas.

Rásgame con la morfina de tu mirada
y duérmeme esperándolo todo de ti;
es decir,
nada.



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